Relecturas indómitas

BLOG de Fermín Caballero Bojart


Trompeta de la mañana (relecturas 2023).

Releyendo Viajar, H. Melville; Hamlet, W. Shakespeare; El espejo en el espejo, M. Ende; El principito, A. de Saint-Exupéry.

Melville visitó Roma en 1857, sus museos, y en su ensayo Estatuas de Roma, fue describiendo los bustos y estatuas ante los que se iba enfrentando. Cita a otros escritores: «No es una simple obra de arte que uno admira, pues hay algo de divino en ella que eleva la imaginación del observador por encima de las «cosas podridas y de naturaleza torpe».”, lo que lleva a Hamlet , según cita del ensayo. Y Shakespeare invita a hablar a Horacio, amigo de Hamlet, dándole paso (como tantas veces hoy se escucha a los que hablan sin saber de dónde viene la frase), “Horacio, tú que eres hombre de estudios, háblale”, en la escena II del primer acto. Escena releída gracias a la cita de Melville. Leí por primera vez Hamlet en 1979, en el colegio, un invierno sin calefacción. En el internado, el frío no fue lo peor. “Aunque el terror me hiela, quiero salirle al encuentro” leo en voz alta las palabras de Horacio. Ahora releo, “He oído decir que el gallo, trompeta de la mañana, hace despertar al Dios del día con la alta y aguda voz de su garganta sonora, y que a este anuncio, todo extraño espíritu errante, huye a su centro”. Entonces aquel año, por tercera vez, el viejo profesor interrumpió la clase. Por el pasillo alguien corre con pasos pesados. Como en El espejo en el espejo, “Por tercera vez el viejo interrumpió su historia. Por el corredor venía un niño solo que llevaba con esfuerzo un gran montón de tela en los brazos. Cuando depositó su carga delante del viejo pudo verse un traje de piloto de cuero, con gafas, manoplas y botas forradas de piel. El niño recogió en silencio los harapos y desapareció en la misma dirección que los anteriores”. La escena alborota a los alumnos, una masa que no desea saber más de Melville en Roma citando a Shakespeare. « ¿Quieren leer otra cosa?», grita la soberbia del viejo profesor. Pero el traje de piloto me lleva ahora a releer al hombrecito de Saint-Exupéry. “No es una cosa. Vuela. Es un avión. Mi avión. Y me sentí orgulloso haciéndole saber que volaba”. A veces, me pregunto, ¿será “esto lo que eleva la imaginación del observador por encima de las «cosas podridas y de naturaleza torpe»? Y me respondo: trompeta de la mañana, hazles huir al centro.

Fermín Caballero Bojart.